sábado, 24 de noviembre de 2007

Las Bienaventuranzas de Tomás Moro


Bienaventurados los que saben reírse de sí mismos, porque tendrán diversión para rato.

Bienaventurados los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes.

Bienaventurados los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas: llegarán a ser sabios.

Bienaventurados los que saben escuchar y callar: aprenderán cosas nuevas.

Bienaventurados los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio: serán apreciados por los que les rodean.

Bienaventurados los que están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables: serán fuente de alegría.

Bienaventurados los que saben mirar sabiamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las importantes: llegarán lejos en la vida.

Bienaventurados los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: su camino estará lleno de luz.

Bienaventurados los que saben apreciar benévolamente a los demás, aun en contra de las apariencias: serán tomados por ingenuos, pero este es el precio de la caridad.

Bienaventurados los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar: evitarán muchas tonterías.

Bienaventurados los que saben reconocer a Dios en todos los hombres, habrán encontrado la verdadera luz y la auténtica sabiduría.

viernes, 1 de junio de 2007

Los Justos

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Jorge Luis Borges